Tiroteo de Jabad en Poway (2019)
1 Judío fue asesinado en un atentado antisemita en San Diego, Estados Unidos el 4/28/2019
El ataque a la sinagoga Chabad de Poway en Pascua, que resultó en la muerte de una persona y tres heridos, puso de relieve la persistente amenaza del odio religioso y racial.
El tiroteo en la sinagoga Chabad de Poway en San Diego el 27 de abril de 2019 fue un acto aterrador de violencia antisemita, que conmocionó a la comunidad local y a la nación en general. Ocurrido en el último día de la Pascua judía, una festividad que celebra la libertad y la resistencia, este ataque trágicamente subrayó los desafíos continuos del odio religioso y racial.
Antecedentes:
La sinagoga Chabad de Poway, parte del movimiento mundial Chabad-Lubavitch, es un centro de vida y aprendizaje judío en Poway, una ciudad en el condado de San Diego, California. La sinagoga, conocida por su atmósfera abierta y acogedora, se convirtió en el lugar de uno de los ataques antisemitas más angustiantes en la historia reciente de Estados Unidos.
Detalles del ataque:
En esa fatídica mañana, mientras los congregantes se reunían para los servicios de Pascua, un hombre armado entró en la sinagoga. Armado con un rifle tipo AR-15, el atacante, identificado como John T. Earnest, un estudiante universitario de 19 años abrió fuego contra la congregación. A pesar de que su arma se atascó, el ataque de Earnest resultó en la muerte de un feligrés y la lesión de otros tres, incluido el rabino de la sinagoga.
El atacante huyó del lugar, pero se entregó a las autoridades poco después. Su manifiesto en línea reveló creencias antisemitas y supremacistas blancas arraigadas, indicando que el ataque fue un crimen de odio motivado por la intolerancia religiosa.
Víctimas del ataque:
Entre víctimas de este acto de violencia sin sentido se encuentran:
Lori Gilbert-Kaye: A los 60 años, era una veterana y muy querida miembro de la comunidad de Jabad. Conocida por su bondad y filantropía, Gilbert-Kaye fue fatalmente herida mientras protegía al rabino de la sinagoga con su cuerpo, un acto de extraordinaria valentía y altruismo. Su muerte fue profundamente lamentada tanto dentro como fuera de la comunidad judía.
Rabino Yisroel Goldstein: El rabino de la sinagoga resultó herido, perdiendo un dedo en el tiroteo. A pesar de sus heridas, el rabino Goldstein continuó dirigiéndose y reconfortando a su congregación inmediatamente después del ataque, demostrando resiliencia y valentía.
Almog Peretz y Noya Dahan: Peretz, de 34 años, y su sobrina, Dahan, de 8 años, resultaron ambos heridos. Estaban de visita desde Israel y asistieron al servicio cuando ocurrió el tiroteo. Sus heridas, aunque no ponían en peligro sus vidas, fueron una experiencia traumática, especialmente para una niña pequeña.
Tras el tiroteo, hubo una gran muestra de apoyo y solidaridad por parte de personas de todas las religiones y procedencias. Se organizaron vigilias y encuentros interreligiosos, y hubo un renovado compromiso para combatir el antisemitismo y todas las formas de odio. El ataque contra la Sinagoga Jabad de Poway no solo dejó una marca en la comunidad directamente afectada, sino que también sirvió como un sombrío recordatorio de la necesidad de vigilancia contra las fuerzas de la intolerancia y el fanatismo. El coraje y la unidad mostrados en el resurgimiento de esta tragedia son un testimonio de la fuerza perdurable de la fe y la comunidad contra el odio.